jueves, enero 08, 2004

El apocalipsis: Harold y el negro.

Un 29 de enero a la madrugada, la ciudad se detuvo.Los árboles dejaron de sarandearse con el viento. Los buses se quedaron en sus parqueaderos.Los establecimientos cerraron.Los niños dejaron de llorar.Los pájaros dejaron de silvar.Las putas no trabajaron.Los burdeles no vendieron licor.En los moteles dejaron de sacudirse las camas.No hubo amantes, no hubo prófugos, ni amores.Los cigarrillos y las colombinas se acabaron.
Un 29 de Enero, la ciudad se detuvo,nadie sintió odio.Los enemigos se abrazaron.La luz del día fué violeta.los edificios no volvieron a caminar.La gente salió a la calle a mirar que estaba pasando, y notó que todas las flores ese día retoñaron, los retoños florecieron y a la noche murieron.
Un día la ciudad se paralizó.Nadie sonrió.Nadie murió.Nadie hirió.Nadie gimoteó.
Los suicidas dejaron de pensar, y los intelectuales dejaron de analizar.Nadie se vistió y las calles se inundaron de nudistas.
Cuando la ciudad se paralizó, toda la gente que caminaba por las calles, empezó a caer y de espaldas contra el suelo, sintieron por primera vez el frio del asfalto en sus nalgas desnudas.cuando la ciudad se paralizó, en la noche falleció.
No existieron funerarias para tanto asfalto y cuerpos humeantes. No hubo ataudes para la flora, la fauna y los libros de las bibliotecas.Un 29 de Enero la ciudad se detuvo y dió muerte a las palabras.No hubo cómo enterrarlas. Amorosas y odiosas; que la gente había usado por miles de años. Nadie había inventado un ataúd para las palabras del aire...


Un 30 de Enero hubo caos, tristeza y desolación.
Un 30 de Enero, Harold despierta en la cama donde dormía. Y se dá cuenta que está al lado de una mujer que no conoce. Con sumo cuidado, se levanta de la cama y se pone a observar el amanecer oscuro. El día anterior había sido bastante extraño y no recuerda que sucedió. Camina hacia la ventana y no ve nada, es como si afuera, no existiera más, solo es negro, pero en medio de todo, le parece hermoso y lo observa como si fuera un amanecer normal. Pasa el tiempo, pero el reloj que aún tiene pilas y segundero activo, no marca ninguna hora, no avanza. Él cree que han pasado horas, pero el reloj no avanza, la mujer de la cama no se mueve y a lo lejos se escucha el maullido de un gato. Pasa el tiempo, el reloj no avanza, la mujer no se mueve, y empieza a invadir el apartamento un fétido olor. Harold decide acercarse a la mujer, mirarla e intentar hacer memoria de quién es, de dónde la conoce. Al acercarse, el fétido olor se incrementa y se da cuenta que la mujer está muerta, de bajo de la cama sale un gato grisáceo y al instante mismo, la mujer se descompone, en un abrir y cerrar de ojos, no se encuentra en al cama. No hay nada, ni nadie. Ya no hay muerto, ni olor. Harold es uno y el gato es uno. El reloj de segundero activo y de horas inactivas es uno. El amanecer negro es con Harold, el Gato, El reloj y el cigarrillo que Harold fuma.

Las horas pasan, pero el reloj no las marca. Harold se levanta de la silla, donde estuvo fumándose los ultimos trecientos cigarrillos, de una caja de 20 cajetillas que encontró el desván del apartamento. Decide salir del lugar. Abre la puerta y el gato antes de salir, decide trepársele a los hombros. Harold guarda en una maleta el reloj y los cigarrillos que le quedan. Empieza a bajar. Pareciera que son escaleras, pero no sabe, no siente, solo sabe que baja. No se detiene, baja, baja, baja, baja, baja, no llega a ningún lado y empieza a desesperarse. Ya no ve la luz del apartamento en donde estaba, hacia arriba ya no hay nada. Está en un espacio negro, solo alcanza a ver los ojos del gato que brillan con la colilla del cigarrillo que fuma. Harold decide detenerse en el momento que escucha la dulce voz de una mujer. Harold, Harold, Harold...

Despierta que es hora de ir al colegio.

2 comentarios:

Pj dijo...

Simplemente encantador.

Es el mejor blog que he leido, tiene la profundidad y el despliegue de una buena literatura.

me gustaria saber mas de ti.

escribeme a pjsystem21@yahoo.com.ar

Niña Ausente dijo...

Mi queridisimo Thom desde acá te hago la persecutoria por tanta estolidez impregnada en tus comentarios. No escribo como Stanley kubrick. Gracias por imaginar este escrito en una de las peliculas de él. Me haces un gran alago...

::Niñä Äüsëntë::